Me gustas más rota que cuando te arreglas.

Me gustas más rota que cuando te arreglas.

miércoles, 18 de febrero de 2015

Día 138 sin ti.

Estoy enfadada. Me han mentido mamá, todos me han mentido. Y sabes que las mentiras no me gustan. Estoy que rabio. Me dijeron que todo iría mejor, que con el tiempo todo iría bien. Pero no es verdad. Cada día es peor que el anterior. Ya no aguanto más. No sé que me pasa, pero siento que soy una bomba a punto de explotar. Y cuando yo estaba así sólo tú sabías verlo y sólo tú sabías ayudarme, y ahora que no estás... nadie puede hacerlo. Y de verdad que no sé qué me pasa mamá, pero es que no quiero saber nada de casi nadie. Me cabrea y me agobia que me hablen, no puedo dormir casi y cuando lo hago tengo pesadillas, estoy nerviosa constantemente, no tengo ganas de nada, me levanto siempre de mal humor... Todavía se me escapa el hablarte, o el querer llamarte por cualquier cosa. Estar metida en casa es un castigo para mí, no soporto estar sin ti. Yo de verdad que lo estoy intentando, y estoy siendo lo más fuerte que puedo... pero es que no puedo más, no doy para más. Ya no tengo ni ganas de ir a clase, daría lo que fuese por quedarme en la cama y no volver a salir, aunque sé que no puedo. Nadie me pone las cosas fáciles y eso hace que yo me ponga peor. En realidad sólo tú me entendías en todo momento... Tú eres con la que más hablaba, y a la que dejaba ayudarme, y me hacías reír, y me tranquilizabas.. Me hacías reír y jugabas conmigo. Mamá, se me está olvidando tu voz... No te imaginas lo duro que es para mí pensarte y no escucharte casi... Yo no puedo más, de verdad que no, he intentado todo de todas las maneras... Pero ya nada funciona, y yo me estoy volviendo loca. Te necesito y no te tengo y a mí me va a dar algo. Cada vez que me pasa algo pienso en ti y en cómo sólo tú me ayudarías, y eso hace que durante un rato esté bien, aunque no dura mucho, porque no eres tú la que me ayuda en realidad...
¿Sabes? Estoy aprendiendo a cocinar. Cada vez que me asusto por algo en la cocina recuerdo cómo te reías de mi por mis gritos. Y cuando termino de cenar ya no me suelo quedar en el sofá mucho tiempo, porque ya no vienes a hablar conmigo. Tampoco me siento en el suelo en la puerta de la cocina, porque ya no eres tú quien está ahí. Mis conversaciones son escuetas y mis risas escasas. El otro día pensé en dejar el instituto, pero no voy a hacerlo porque sé lo contenta que estabas conmigo. A veces cuando estoy en la calle me engaño mirando el móvil pensando que en cualquier momento puede llegarme un Whatsapp tuyo. Todo lo que hago se me relaciona contigo mamá, mi cabeza ya no consigue distraerse con nada y no puedo evitar recordar constantemente lo que te pasó. Últimamente estoy más ausente, no le presto atención a casi nada y todo me da igual.
Ya termino porque las lágrimas no me dejan ver, así que sólo recordarte que te echo de menos, que no te olvido, y que  te quiero muchísimo mamá.

No hay comentarios:

Publicar un comentario