Me gustas más rota que cuando te arreglas.

Me gustas más rota que cuando te arreglas.

sábado, 7 de noviembre de 2015

Día 365 sin ti.

Nada ha cambiado. El tiempo no ha echo que las cosas sean más fáciles, simplemente rutinarias. Pero yo no me acostumbro a eso de llegar a casa y que no estés, a irme de casa y no darte un beso, a que ya no seas tú quien me regaña, a no tener tus abrazos, a no estar por las mañanas y por las noches contigo, a no reírme de tus chistes malos, a ya no tener tus historias al final de la noche, a no tener ni un simple WhatsApp tuyo aunque sea para decirme que compre pan, a que ya no seas tú quien me ayuda a elegir ropa, a que ya no me calmes cuando me pongo nerviosa, a que ya no me quites el mal humor mañanero, a ya no poder darte un abrazo porque sí, porque me apetece, a no contarte mis cosas, a no escuchar tu risa, a no discutir contigo porque la ropa que quieres ponerte sea para gente más joven incluso que yo, a no llamarte corriendo si apruebo un examen, a no contarte mis fiestas, a no enfadarme contigo y que tú te enfades conmigo por cualquier tontería, a no tener esos caprichos absurdos que me dabas y me hacían la niña más feliz del mundo, a no reírme contigo cada vez que me daba la tontería y tú me seguías el rollo hasta que se me pasaba y nos reíamos juntas, a que no me regañes por no seguir tus manías, a no tener tus "te lo dije" cada vez que me dabas un consejo y yo como siempre no te hacía caso aún sabiendo que siempre ibas a tener razón, a no poder decirte lo suaves que tienes las manos y quitarte medio bote de crema porque quiero tenerlas como tú, a no agobiarme cuando te daban esos ataques de cariño y me comías a besos, a no rayarme porque no me escuchas. No me acostumbro a no tener nuestras rutinas, ni a ya no tener nuestros códigos que sólo tú y yo entendíamos. No me acostumbro a que no seas tú quien me abre la puerta y me pregunta que qué tal estoy, que qué tal el día y que si la he liado por ahí. No me acostumbro a toda esa puta mierda que supone que no estés.

jueves, 9 de abril de 2015

Ya es costumbre escribir sobre cosas perdidas.

     ¿Quién es esa que está reflejada en el espejo?, ¿soy yo? No puedo ser yo. Creo recordar que yo era más rubia, menos delgada, creo recordar no tener tantas marcas en las manos, mis ojos más brillantes y quizás tenía una sonrisa. Esa que está reflejada en el espejo sólo tiene ojeras. Ojeras y un intento de sonrisa bastante fallido. Está demasiado delgada, en una demacración lenta, angustiosa y sin pausa. ¿Qué ha pasado? Ha cambiado todo tanto... Ni siquiera yo sé qué es lo que piensa. A pesar de tener mucho que decir, no habla casi. No le gusta verse en el espejo. Tiene los ojos hinchados de llorar contándole a la luna o a saber a qué o a quién lo que le pasa. Hay un desguace en su mente que impide que duerma.

     A veces pienso en todo un poco. Pienso en lo que tengo y en lo que no. ¿Qué era eso del amor? Ya no me acuerdo. Y eso de sonreír ni pensarlo. Hablar no es buena idea. Lo que tengo lo valoro y lo cuido, aunque no tengo mucho, pero con esto me basta. No quiero nada más. O sí. No me gusta en lo que nos estamos convirtiendo. ¿Quién es el cínico que se atreve a decir que está todo bien? Esa soy yo. O quizás no. Si me hacen hablar, hablo, aunque no les suele gustar lo que sale de mi boca. ¿Qué pensarían si supiesen lo que pasa por mi mente..? La música hace que el mundo calle. "Joder, que se callen todos." 
  Me gusta el silencio. Me gusta el silencio porque nadie dice nada que no tiene que decir. Me gusta el silencio, porque escucho lo que pienso, escucho mis latidos y mi respiración. Me gusta el silencio porque nadie me molesta. Me gusta el silencio porque me recuerda a la soledad. Antes le tenía miedo a la soledad. Ahora no. Ahora es mi mejor amiga, y nos llevamos bien.
  Nadie lo entiende, o nadie quiere entenderlo. Pero no comprenden que ansío ciertas cosas, y no me las quieren dar. Entonces yo me enfado. Y repito ese bucle que todos odian: silencio, miradas.
  ¿Qué es eso de ser feliz? ¿Se come? Yo creo que es un cuento. La felicidad no existe. Es una palabra que se ha inventado la sociedad. Quizás para ayudarse en sus campañas publicitarias, o para definir eso que sientes cuando estás satisfecho. Es algo efímero. Cuando estás satisfecho, estás bien. ¿Estás feliz? Nunca va todo bien siempre. Siempre hay algo que falla. Quizás la 'felicidad' es eso que sientes cuando aprendes a estar satisfecho con lo que va bien, aunque haya algo que va mal. No lo sé, no lo he experimentado nunca. No puedo estar feliz si algo va mal. Es eso de la balanza sabes, algo que va bien y algo que va mal. O a lo mejor hay un momento en el que va todo bien.. Pero de repente va todo mal. No tengo intención de descubrirlo.
   ¿Y la amistad? Eso realmente existe? El otro día lo estuve pensando. La amistad simplemente es un contrato de conveniencia no firmado. Quiero decir, se juntan personas porque les conviene estar con esas personas. Porque les hacen reír y se olvidan de que no todo va bien, se ayudan y dicen eso de "hoy por ti, mañana por mi". Eso no es amistad. Yo creo que amistad es un "hoy por ti, y mañana si lo necesitas también." Pero nadie da pan por piedras, nuestros padres nos enseñaron a eso. Yo no necesito que las personas a las que considero amigos me devuelvan los favores. ¿Por qué deberían hacerlo?,¿porque son mis amigos? No, así no es.
   ¿La familia? La familia es algo que afortunadamente o no te toca, y no tienes opción de elegir. Pocas personas si tuviesen la opción de elegir elegirían a su familia. Yo no elegiría a todos los que dicen que son mi familia. Quizás a alguno, pero no todos.

   Tengo ansiedad, y tengo transtornos psicosomáticos. Soy de esas personas que piensan que los problemas de cada uno los tiene que solucionar uno mismo. Morir mueres sólo, y ahí nadie te va a acompañar. Si yo mañana muero nadie me va a decir "Espera Marian, que me muero contigo." Sería de locos. Ni siquiera yo haría eso. Antes era distinta,antes me gustaba contar mis cosas y me gustaba que me aconsejasen, que me animasen, que estuviesen a mi lado. Pero desde que murió mi madre las cosas han cambiado mucho, y mi forma de pensar muchísimo más. Si hago algo, sé que tengo que acarrear con las consecuencias, y tengo que acarrear con ellas yo sola, tampoco me gustaría involucrar a nadie en cosas en las que no tiene nada que ver. Soy responsable y consciente de mis actos y mis palabras, y tengo mis razones para hacer lo que hago y cuando lo hago. ¿Para qué voy a contar lo que pienso o siento? Nadie puede sentir lo mismo que yo, cada uno carga con su propia cruz. Y eso de que las cargas compartidas son menos cargas no es cierto, no para mí. Si yo le cuento a alguien algo y "se pone en mi lugar" y siente algo parecido a mí me sentiría mal. Estaría matando a una persona de forma lenta y agónica. Entonces me sentiría yo peor, porque estaría arrastrando a alguien a una situación parecida a la mía. Yo no quiero eso. Mis problemas, son míos. En algún lugar de mi cabeza sé que debería hablar con alguien y soltar todo lo que llevo callando medio año, porque me está haciendo mal callármelo. Pero no, no puedo hacerlo. De una forma u otra, lo hago por los demás. Al principio intenté hacerlo, apoyarme en la gente, pero joder, me miraban con pena, y de verdad que eso es una sensación horrible. Ir por ahí y que te vean y te miren con pena, con lástima.. ¿Por qué doy pena? ¿doy pena porque estoy triste? Mucha gente lo está y no pasa nada. La tristeza es un sentimiento que todos experimentamos alguna vez, la diferencia es que en mí ese sentimiento es persistente. En realidad no estoy tan mal así. Estoy aprendiendo autocontrol y a ver las cosas de una forma más realista. Vivo en mi pompa, pero es una pompa dentro de la realidad. Sé lo que hay siempre y entiendo mucho mejor las cosas. Aunque mi humor cambia constantemente y a veces me siento un poco perdida. Quizás escribir me esté viniendo bien... o no. En realidad creo que no.



Le gusta el frío porque es la única manera que tiene de sentirse igual por dentro que por fuera.












miércoles, 18 de febrero de 2015

Día 138 sin ti.

Estoy enfadada. Me han mentido mamá, todos me han mentido. Y sabes que las mentiras no me gustan. Estoy que rabio. Me dijeron que todo iría mejor, que con el tiempo todo iría bien. Pero no es verdad. Cada día es peor que el anterior. Ya no aguanto más. No sé que me pasa, pero siento que soy una bomba a punto de explotar. Y cuando yo estaba así sólo tú sabías verlo y sólo tú sabías ayudarme, y ahora que no estás... nadie puede hacerlo. Y de verdad que no sé qué me pasa mamá, pero es que no quiero saber nada de casi nadie. Me cabrea y me agobia que me hablen, no puedo dormir casi y cuando lo hago tengo pesadillas, estoy nerviosa constantemente, no tengo ganas de nada, me levanto siempre de mal humor... Todavía se me escapa el hablarte, o el querer llamarte por cualquier cosa. Estar metida en casa es un castigo para mí, no soporto estar sin ti. Yo de verdad que lo estoy intentando, y estoy siendo lo más fuerte que puedo... pero es que no puedo más, no doy para más. Ya no tengo ni ganas de ir a clase, daría lo que fuese por quedarme en la cama y no volver a salir, aunque sé que no puedo. Nadie me pone las cosas fáciles y eso hace que yo me ponga peor. En realidad sólo tú me entendías en todo momento... Tú eres con la que más hablaba, y a la que dejaba ayudarme, y me hacías reír, y me tranquilizabas.. Me hacías reír y jugabas conmigo. Mamá, se me está olvidando tu voz... No te imaginas lo duro que es para mí pensarte y no escucharte casi... Yo no puedo más, de verdad que no, he intentado todo de todas las maneras... Pero ya nada funciona, y yo me estoy volviendo loca. Te necesito y no te tengo y a mí me va a dar algo. Cada vez que me pasa algo pienso en ti y en cómo sólo tú me ayudarías, y eso hace que durante un rato esté bien, aunque no dura mucho, porque no eres tú la que me ayuda en realidad...
¿Sabes? Estoy aprendiendo a cocinar. Cada vez que me asusto por algo en la cocina recuerdo cómo te reías de mi por mis gritos. Y cuando termino de cenar ya no me suelo quedar en el sofá mucho tiempo, porque ya no vienes a hablar conmigo. Tampoco me siento en el suelo en la puerta de la cocina, porque ya no eres tú quien está ahí. Mis conversaciones son escuetas y mis risas escasas. El otro día pensé en dejar el instituto, pero no voy a hacerlo porque sé lo contenta que estabas conmigo. A veces cuando estoy en la calle me engaño mirando el móvil pensando que en cualquier momento puede llegarme un Whatsapp tuyo. Todo lo que hago se me relaciona contigo mamá, mi cabeza ya no consigue distraerse con nada y no puedo evitar recordar constantemente lo que te pasó. Últimamente estoy más ausente, no le presto atención a casi nada y todo me da igual.
Ya termino porque las lágrimas no me dejan ver, así que sólo recordarte que te echo de menos, que no te olvido, y que  te quiero muchísimo mamá.